El tabaco, un problema de salud global que tiene solución
El consumo de tabaco es una de las mayores amenazas para la salud pública. De hecho, es la primera causa de pérdida de salud y muerte prematura. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el tabaco mata a más de 7 millones de personas al año, de las cuales más de 6 millones son consumidores directos y casi 900.000 son no fumadores expuestos al humo ajeno. El consumo de tabaco afecta a toda la sociedad. No es fácil dejar el tabaco por completo, pero es una meta posible de alcanzar.
Riesgos del tabaco para la salud
El consumo de tabaco es uno de los factores de riesgo más importantes de las principales enfermedades cardiovasculares y respiratorias crónicas. De la misma forma, aumenta por doce el riesgo de padecer cáncer de pulmón y está asociado a la aparición de otros tipos de cáncer, como por ejemplo, de laringe, de boca o de esófago. Según los datos del Departamento de Salud de la Generalitat de Catalunya, una cuarta parte de las personas fumadoras morirá durante su vida activa.
El tabaquismo no sólo afecta a la persona fumadora. La exposición pasiva al humo ambiental incrementa el riesgo de tener cáncer de pulmón y enfermedades respiratorias, especialmente en los más pequeños. Es por eso que se trata como un problema de salud global.
Dejar de fumar, una meta posible de alcanzar
Los beneficios de dejar de fumar son múltiples y muy claros. No es un camino fácil, pero sí que es posible. Cuando una persona fumadora comienza a trabajar para abandonar el consumo de tabaco puede experimentar irritabilidad, aumento del apetito, así como problemas de concentración y de conciliación del sueño. El Departamento de Salud propone una serie de consejos prácticos que pueden facilitar el proceso de dejar de fumar:
- Fijar un día para dejar de fumar.
- Dejarlo totalmente y de golpe.
- Mentalizarse y visualizarse sin fumar.
- Beber agua y zumos de fruta, a ser posible, naturales y ricos en vitamina C.
- Moderar al máximo el consumo de alcohol y sustancias excitantes, como café o té.
- Comer alimentos ricos en vitamina B.
- Hacer ejercicio regularmente.
- Aprender a relajarse.
- Llenar los espacios de ocio con una afición o una actividad que guste a la persona.
La ayuda personalizada y presencial por parte de un profesional de la salud incrementa las probabilidades de éxito en el proceso de abandonar el tabaco. Por eso, es importante saber que en los centros de salud asesoran a cualquier paciente que lo solicite sobre el proceso de dejar de fumar y, en caso que sea necesario, prescriben tratamiento farmacológico.