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  • Los niños y adolescentes pueden experimentar, igual que lo hacen los adultos, trastornos psicológicos de distinta índole. Por encontrarse en una etapa de desarrollo vital, esos problemas pueden ser más dañinos que en los adultos, y sin embargo, a menudo son más difíciles de diagnosticar.

    Es importante distinguir entre los cambios normales de la conducta, por ejemplo provocados por la llegada de un hermano pequeño, y los que indican un trastorno más grave. Esos problemas pueden responder a factores genéticos pero suelen desencadenarse tras una situación traumática como puede ser la separación de los padres.

    Afortunadamente, tras un buen diagnóstico, y con un trabajo en equipo implicando a especialistas pero también a padres y personal escolar, estos problemas pueden abordarse con un alto porcentaje de éxito que permite al niño o adolescente continuar de manera normal con su desarrollo.

  • Es difícil para los niños y los adolescentes expresar un trastorno psicológico y por tanto también es difícil para los padres y su entorno identificarlo. Debemos preguntarnos si un niño o adolescente puede estar padeciendo un problema psicológico si:

    • Tiene problemas de relación en distintos entornos, como la escuela, las actividades extraescolares o en encuentros familiares.
    • Experimenta cambios repentinos tanto en el apetito como en el sueño.
    • Se asusta de cosas, situaciones o lugares que antes no le daban miedo.
    • Repite conductas propias de niños más pequeños que ya había superado, por ejemplo orinar en la cama.
    • Intenta hacer cosas a escondidas de sus padres y cambia de amigos con frecuencia.
    • Muestra conductas autodestructivas o se autolesiona a propósito, por ejemplo golpeándose la cabeza o provocándose heridas.
    • Rompe a llorar o se muestra triste sin una causa aparente.
    • Expresa pensamientos relacionados con la muerte.
  • Entre los trastornos más frecuentes que experimentan los niños y adolescentes encontramos el trastorno de déficit de atención e hiperactividad, problemas de depresión y ansiedad, trastornos de la alimentación, trastornos del sueño, y problemas de conducta y relaciones sociales en general.

    • Déficit de atención e hiperactividad: Es uno de los trastornos más habituales en la infancia y en la adolescencia y puede continuar hasta la edad adulta. Combina la dificultad para concentrarse con una excesiva actividad, y sus síntomas suelen aparecer entre los 3 y los 6 años. Aunque no tiene cura, su tratamiento permite aliviar sus síntomas y llevar una vida normal.
    • Problemas de depresión: Si bien es un trastorno comúnmente asociado a los adultos, cada vez hay más niños que sufren esta patología, que se manifiesta en una grave alteración del ánimo con una constante sensación de tristeza y desinterés generalizado. Su prevalencia entre niños aumenta con la edad y se hace especialmente relevante entre los adolescentes.
    • Problemas de ansiedad: Al igual que la depresión, es un trastorno asociado a los adultos que también puede tener incidencia en la infancia y en la adolescencia, especialmente tras un trauma. En general, los síntomas son similares a los de los adultos si bien los niños y adolescentes suelen mostrarse más irritables y concurren en una clara falta de atención.
    • Trastornos de la alimentación: Este tipo patologías suele aparecer durante la adolescencia, y con frecuencia coexisten con otras enfermedades como la depresión o la ansiedad. Los afectados de estos trastornos se muestran excesivamente preocupados por su aspecto y su encaje en los cánones de belleza establecidos. Distinguimos dos grandes grupos de trastornos: la anorexia, que se caracteriza por no comer suficiente para seguir una dieta extrema; y la bulimia, que se caracteriza por comer demasiado y luego tratar de revertir ese exceso.
    • Trastornos del sueño: El insomnio es una de las consultas más frecuentes de los padres, que puede expresarse como una dificultad para conciliar el sueño o como una interrupción cuando el niño ya está dormido. Se considera un problema cuando necesita más de 45 minutos para dormirse o no consigue descansar más de seis horas seguidas. Tiene un efecto evidente en el rendimiento escolar y se supera con la corrección de hábitos erróneos o el abordaje del problema fuente de la preocupación.
    • Problemas de conducta: Los comportamientos infantiles inadecuados pueden ser normales si son ocasionales, pero cuando son frecuentes y prolongadas en el tiempo demuestran un trastorno en la conducta. Esos comportamientos erróneos pueden deberse a muchas causas y presentarse de muchas maneras, dificultando las relaciones sociales del niño en todos sus ámbitos y su evolución escolar.
    • Problemas de aprendizaje: En ocasiones la causa del fracaso escolar es la incapacidad del niño o adolescente para alcanzar el rendimiento medio esperado en su edad. Los trastornos del aprendizaje se presentan en niños con niveles normales de inteligencia y de percepción que sin embargo, tienen problemas para procesar la formación que reciben. Los más frecuentes son las dificultades para la lectura y la escritura como la dislexia.
  • Los padres, los profesores o los médicos de atención primaria pueden dar una primera alerta sobre un niño con posibles trastornos mentales. Cuando esto sucede es recomendable acudir a un especialista en salud mental para que elaborare un diagnóstico teniendo en cuenta las circunstancias del entorno del niño así como su evolución y desarrollo vital.

    La psicoterapia en niños lógicamente es distinta a la que se realiza con pacientes adultos porque puede requerir la presencia de los padres e incorpora actividades que resulten atractivas al niño como jugar o dibujar. Según el tipo de trastorno del niño serán más adecuadas unas actividades u otras para abordar el problema en cuestión.

    En la mayoría de los casos, además de la psicoterapia, la medicación puede ayudar sustancialmente en el ritmo y el resultado del tratamiento. Los medicamentos para niños tienen peculiaridades en la presentación como mejor forma o sabor pero también cuestiones químicas para no interferir en el crecimiento del niño o adolescente. Cabe destacar que las agencias competentes, como la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, regulan claramente qué medicamentos y en qué dosis pueden ser recetados a los niños y adolescentes según su edad.

    Con un abordaje correcto, tanto por parte de los especialistas como del entorno habitual del niño, los problemas psicológicos se pueden superar y conseguir recuperar el desarrollo normal. Para ello, en Centre Médic Barcino ofrecemos un equipo multipdisciplinar con años de experiencia en la terapia con niños y adolescentes preparados para conseguir un exitoso resultado.

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